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7:31 by UPEA en la ciudad de El Alto
Su mirada está perdida, su mente la lleva a un tiempo donde la vida le sonreía y de rato en rato suspira diciendo “que tiempos aquellos”. Los recuerdos de doña Primitiva no coinciden con sus solitarios días, madre de tres niños que llenaban de ruido y alegría su vida, hoy se encuentra sola, sus retoños han abandonado el nido haciendo que su alma se llene de melancolía y nostalgia.

Una con otra frota sus manos para crear calor, mismas que se muestran arrugadas y manchadas, frágiles e incapaces de aguantar el castigo del trabajo. Cada pliegue de su piel es muestra del esfuerzo y el amor que entregó en sus 83 años de vida.

Saca un pedazo de pan del bolsillo de su chompa gris que hace juego con sus cabellos blancos, pero prenda que no combina con la expresión de inocencia en su rostro como si estuviera preguntándose todo el tiempo, por qué los suyos la olvidaron, por qué la sociedad se ensañó en apartarla a un rincón y sigue mirando inquieta esperando que alguien toque la puerta de su habitación y le diga, abuelita vine a verte.

En El Alto se encuentran alrededor de 30 mil adultos mayores que hoy por hoy sólo piden el respeto de aquellos a quienes educaron y formaron, retribución al amor que brindaron junto al cariño y protección que cientos o miles disfrutaron.
Esta es la realidad de gran parte de los 30 mil adultos mayores, que trabajaron toda su vida en beneficio de la sociedad alteña, ahora, cuando deberían descansar y disfrutar de sus logros, continúan luchando para hacer de éste un mundo más justo.

Se organizaron en el año 2004, con la participación de abuelitos de nueve distritos y de a poco incrementaron sus filas con miembros de las provincias y de las 14 jurisdicciones alteñas.

Entre sus principales objetivos e ilusiones plantearon, desde el inicio, exigir el cumplimiento de las promesas de anteriores gobiernos.

“Al principio buscamos el cumplimiento de las leyes, nos prometieron entre otras cosas, una renta de 400 bolivianos con la que podamos vivir, luego nos dieron su palabra para considerar varios factores preferenciales que hasta hoy no se cumplen”, señaló Luis Cancari, fundador de la Asociación de Adultos Mayores de El Alto.

Aquellas personas de la tercera edad, creadoras de su agrupación social, miraron con ojos esperanzadores la idea de una organización porque creían poder lograr cambiar la visión de la sociedad sobre este sector. Hoy después de ocho años sólo quedan cinco fundadores, pero se mantiene la misma esperanza de transformación social.

“Luchamos constantemente para que las autoridades consideren nuestras demandas, algunos compañeros ya no están con nosotros, pero los que quedamos no nos vamos a cansar de exigir respeto”, manifestó Luis, otro de los ancianos.

En la actualidad, Alberto Flores Apaza, presidente ejecutivo de los Adultos Mayores de El Alto, es quien lleva la directriz de los miembros de los 14 distritos. “Asiduamente, a nosotros no se nos toma como parte del pueblo, sin embargo, gracias a nuestro esfuerzo la sociedad se olvida de que todos son nuestros hijos”, acotó Flores.

Sin importar el estado del tiempo, ni sus molestias de salud, cada martes se reúnen con sus semejantes para analizar el trato social que reciben. Las damas asisten muy bien abrigadas pues deben aguantar el frío del piso de cemento y el viento que entra por algunas rendijas de su sede social, aunque eso nos les impide lucir sus mejores galas o sus más vistosas polleras y mantas ya un poco gastadas.

Los hombres participan de esta actividad engalanados con su ternito, su cabello bien peinado y casi siempre bajo el brazo un maletín de documentos. Entusiastas y constantes pero hablando un poco más fuerte para ser oídos por sus compañeros que sufren un poco de sordera.

Ayer, como cada día, se vivió este panorama en la “Auqui Uta” ubicada cerca de la ex tranca de Villa Adela, una mayor razón obligó su participación, este 26 de agosto es su día y ellos están preparando argumentos para que las autoridades respondan a sus peticiones.

Por tal motivo, el Concejo organizó para hoy una audiencia con este sector.

“Es evidente que la Comuna realizó la construcción de varias Auki Utas, pero realmente hay una carencia de políticas para cuidar a las personas de la tercera edad, sería bueno que el Alcalde destine mayor recursos para este sector, pero lo vamos a dialogar y estudiar con ellos”, señaló Oscar Huanca, concejal de la urbe.

De la misma manera la legisladora María Murillo manifestó que la Comisión de Gestión Social evidencia que los temas relacionados con los adultos mayores no son tomados en cuenta por el Ejecutivo.

“El presupuesto que tiene la Comuna para este sector es de 80 mil bolivianos que es insuficiente para apañar los verdaderos problemas que aquejan, por ejemplo, no tenemos un asilo en El Alto que sea administrado por el municipio, entonces, se debe recurrir a asilos privados, nuestros abuelitos están muy abandonados y eso tiene que cambiar”, señaló la Autoridad edil.

Por su parte, los adultos mayores consideran que las autoridades municipales no cumplen con el trato preferencial al que tienen derecho.

“Los descuentos en el pago de impuestos, disminución de los pasajes para nuestro sector, descuentos en las facturas de los servicios básicos, el uso gratuito de baños públicos, entre otros no se cumplen; si nosotros estamos luchando, con mucha perseverancia, es para que las normas queden ser establecidas y cuando los jóvenes lleguen a nuestra edad gocen de estas atenciones”, expresó el representante de los adultos mayores.

Asimismo, los abuelitos piden a los padres de familia que inculquen más valores a sus hijos para que ellos no pasen por lo mismo que están pasando.

“Si los papás educan a sus hijos con respeto y conciencia, el día de mañana sus descendientes será respetuosos y no los ignorarán, como lo hacen con nosotros, son ellos los que deben enseñar a la juventud a tratar al adulto mayor con respeto, con cariño y gratitud”, comentó Flores.

También pidió a la ciudadanía que no se olvide de ellos, “nosotros tenemos la experiencia suficiente para poder dar consejos, pero mayormente nuestros hijos y nietos se olvidan de nosotros, rara vez vienen a visitarnos y los que tenemos la bendición de seguir con nuestra compañera terminamos como al principio uno para el otro y nada más”.

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