Las familias incentivan la trata y tráfico de personas al enviar a sus hijos lejos de sus países de origen.
Una nueva forma de esclavitud se extiende ahora en el mundo, la del tráfico de niños africanos y latinoamericanos para jugar al fútbol en los grandes clubes europeos, según señala un reportaje del diario español Público.
Miguel Alcantud, director de la película Diamantes Negros, denuncia el hecho en su filme después de una investigación realizada en África, Noruega, Francia y otros lugares. De acuerdo con el informe, las normas de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) prohiben que los clubes contraten a menores fuera de Europa, sin embargo, algunos de los grandes equipos de España, Italia, Francia e Inglaterra lo hacen.
Actualmente, existen unos 20.000 menores africanos, que son abandonados por los equipos y sobreviven en las calles de algunos países europeos.
A costa de las familias. Este nuevo comercio se conoce en los organismos internacionales y organizaciones no gubernamentales (ONG's) como una modalidad de “trafficking”, nueva perversión que se lleva a cabo de diferentes formas.
Por ejemplo, algunos clubes emplean la táctica de becas ficticias, falsificación de pasaportes o incluso de contratos de trabajo a los propios menores como jardineros o empleados del bar de los estadios. La mayoría de las veces, engañan a las familias, que esperanzadas por la posibilidad de una vida diferente para sus hijos, venden sus propiedades o se endeudan de por vida para conseguir el dinero que costeará el viaje de los niños.
Alcantud sostiene que “cuando los niños llegan, nada es fácil para ellos. Si no responden como prometían o tienen una lesión, son abandonados a su suerte. Si los clubes deciden mantenerles, no existe para ellos una educación adecuada ni la posibilidad de que sean sus familias las que manejen su situación”.
Asegura que ésta es una realidad que fue denunciada en el Parlamento Europeo por el representante de la ONG Culture Foot Solidaire y exfutbolista camerunés Jean-Claude Mbvoumin.
Testimonios de niños abandonados. Miguel Alcantud descubrió en Noruega a John Obi Mikel, un niño al que tenían escondido en este país los dirigentes del Chelsea, en espera de que cumpliera 18 años. Allí, llevaron también a tres niños nigerianos para que Obi Mikel no “tuviera añoranza y la 'inversión' se echara a perder”.
El investigador y cineasta contactó a Ronny Van der Meij, un abogado especialista en derecho deportivo, que fue quien le facilitó, entre otros, la información de los 20.000 niños africanos que fueron a Europa a jugar al fútbol y hoy malviven en las calles.
32 mil millones de dólares al año mueve el negocio de la trata de personas a nivel mundial, según la OIT.
Para las familias de los niños es muy difícil resistirse a la tentación de convertir a sus hijos en futbolistas profesionales en algún país de europa y salir de la pobreza en la que viven.
EFE
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