Los niños a partir de los tres años, empiezan a ampliar su vocabulario poco a poco, llegando incluso a inventarse palabras haciendo de ello ...

7:47 by UPEA en la ciudad de El Alto
Los niños a partir de los tres años, empiezan a ampliar su vocabulario poco a poco, llegando incluso a inventarse palabras haciendo de ello un juego.

Los padres siempre se sorprenden cuando sus hijos dicen alguna grosería. Conozca el origen del problema y sepa cómo afrontarlo.

Qué has dicho?, pregunta una madre, disgustada, al hijo que acaba de soltar una "palabrota" o grosería. Pero ¿será esta la mejor manera de reñir al niño para evitar a que los hijos digan palabras ofensivas?. Según la psicóloga clínica educativa Martha Heredia, la teoría de aprendizaje social sostiene que los niños aprenden las conductas mediante la imitación y observación de modelos. "Los primeros modelos que los niños conocen son sus padres, por ello el niño que se expresa con "palabrotas" aprendió del entorno que le rodea", especificó. 

El problema. Es verdad que en algún momento, generalmente hacia los tres años de edad, los chicos suelen repetir las palabrotas que escuchan de los adultos y decirlas sin ningún sentido. Pero eso suele ser pasajero. Lo más dramático es cuando nuestro hijo empieza a usarlas con conciencia y sin ningún reparo al decirlo. De hecho esto tiene que ver con lo que el niño escucha en casa y en la escuela, y también con el lenguaje que los grupos utilizan para sentirse diferentes.

Cómo corregir. La mamá al corregirle probablemente también le dice "palabrotas" o frases ofensivas, tornándose la corrección en una comunicación agresiva. La mejor manera de corregir es que los padres eviten hablar "palabrotas", y si el niño aprendió en otro ambiente que no fue el hogar, hacerle notar conversando que no es la manera apropiada de comunicarse con los demás, indicó la psicóloga. Es importante aclarar que desde el inicio de la adolescencia ese niño (a), se desmarca de algunos principios que le dieron en casa, y tratando de ser parte de un grupo en el colegio utiliza un vocabulario vulgar. 

No pierda la calma. Por su parte, la psicóloga Rosa Jové, autora del libro "La crianza feliz", recomienda mantener la calma y no darle demasiada importancia ya que una actitud en exceso afectada por parte del adulto puede producir el efecto contrario. Que el niño sienta que las "palabrotas" no son la mejor forma de llamar la atención de sus padres. Lo mejor es reconducir esta etapa con naturalidad para que las palabrotas "pierdan su poder" y su efecto para el niño.

Ofrecer alternativas. Cada familia puede adoptar las palabras de su entorno cultural y social que sean más oportunas. Pueden inventar alguna palabra nueva y divertida para sustituir a una de las ofensivas. Por ejemplo si un niño está disgustado porque su hermano le rompió su cochecito, en vez de llamarle "imbécil", podrían cambiar por "torpe". Por otra parte, si la situación persiste, tal vez los padres deberían valorar otras causas. Por ejemplo, si dan suficiente atención al niño o si están siendo demasiado rígidos con su educación.

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